jueves, 28 de abril de 2022

Turismo de lo religioso y lo profano, del ayer al hoy de las romerías


 

Las romerías son fiestas populares que se celebran en un lugar cercano a una ermita en el día de la festividad religiosa del santo o la virgen a la que está consagrada. Viajes o peregrinaciones que se dirigen al santuario o ermita del santo o patrón del lugar donde se celebran. En algunos casos, no es necesario que estas fiestas duren todo un viaje, sino un día, una mañana o una tarde. Aunque se remontan a la antigüedad, si atendemos a los datos documentados en los textos, las romerías en la Galicia medieval no debían ser muy diferentes de las que todavía se celebran hoy en día en distintos lugares de España, Italia, Francia o Portugal. Entonces, como ahora, eran un importante lugar de acogida y encuentro vinculado tanto a la devoción popular como a la actividad festiva. El encuentro de dos mundos, el profano y el religioso, lo espiritual y lo banal, festivo y terrenal.  Puesto de relieve ya en las cantigas de amigo medievales o las cantigas de romería o santuario, «existen en todo santuario dos espacios geográficos muy delimitados: uno lo ocupa el santuario y su entorno circundante más inmediato, el segundo lugar está en el campo de la fiesta donde se celebran las actividades más profanas de la romería». Asociado a este viaje están los ritos frente a la incertidumbre humana, ritos de protección, de curación, de penitencia y acción de gracias, para influir en el tiempo meteorológico o ritos de fertilidad. 


El nombre de la romería la conocemos, unas veces, por el del santo o la santa que allí se venera, el topónimo o una combinación de ambos. El escenario elegido como punto de encuentro para estas celebraciones era la encrucijada y que posteriormente, es el campo de romería y de feria. Estos pueden ser bosques, carballeiras; pueden estar mirando al mar, en las riberas de un río o ante gigantescas piedras o fuentes, montes...  Estos espacios exteriores están rodeados de leyendas de apariciones, de curaciones y en los que se siente ese animismo, donde se anima lo inanimado: la Galicia mágica. En estas romerías no falta la feria, con sus productos artesanales y... la fiesta. Conocidas son la de san Froilán en Lugo, «as herbas de namorar» de san Andrés de Teixido, «vai de morto quen non foi de vivo» al norte de A Coruña, o entre las más próximas en O Salnés, en torno al monasterio de Armenteira, que perteneció a Noalla y que narra el fantástico viaje al Paraíso de su fundador san Ero, leyenda dentro de la tradición céltica de los viajes al Más Allá, recogida en las Cantigas de Santa María de Alfonso X, o la de A nosa señora da Lanzada, romería y leyenda de las nueve olas, estudiada por Rafael Quintía Pereira (Vigo, 1971), Premio Luís Cuadrado 2010 publicado por la librería Nós, «... hoy en día las celebraciones se reducen a dos días el último sábado y domingo de agosto, hasta principios del siglo pasado la romería duraba toda una semana o más bien nueve días, era la conocida como Semana da Lanzada. Los devotos venidos de todas partes de Galicia e incluso de Portugal».

 

 

Tan conocida es la imagen de la fiesta, antes de estos años que nos ha tocado vivir por la pandemia, como lo fue para nuestros antepasados. Cuando caía la noche, la gente se arreglaba para disfrutar de la verbena. Un ambiente amenizado por orquestas, bandas de música o grupos musicales que hacían las delicias de la juventud. Tocaba mover el esqueleto. Antes de la medianoche la música paraba. Otro momento mágico, el de los fuegos artificiales que cubrían el cielo para dar paso a un nuevo día y al terminar la gente aplaudía. La multitud volvía a la plaza donde las orquestas volvían a hacer sonar sus melodías para seguir bailando, hasta que, los zapatos más nuevos que se estrenaban ese día, se lo permitían. Así terminaba la fiesta, haciendo recorrido por el pueblo para volver cada uno a sus casas y seguir celebrando, en la mayoría de los casos, al día siguiente. 

 

 

Si uno consulta la crónica de «Aquellos locos años veinte (Sanxenxo 1920-1929)», las páginas de LVG informan de «la constitución de la comisión organizadora de los tradicionales festejos de Santa Rosalía, bajo la presidencia del alcalde»  y se recoge el programa de fiestas de aquel 1920, durante tres días de septiembre, «digno de cualquier capital de primer orden», con entre otros números: «Día 3.—Al amanecer, 24 bombas de palenque (...) y las gaitas recorrerán las calles de la villa, tocando alegres dianas. Al medio día (sic) hará su entrada la laureada música del regimiento de Zaragoza, con su banda de tambores y cornetas. A las seis de la tarde, gran partido de "foot-ball", cucañas y juegos jocosos, en la Avenida de Augusto G. Besada. Al anochecer se verificará la conducción de la imagen de Santa Rosalía a la iglesia parroquial, cantándose seguidamente solemnes vísperas religiosas. A las diez, iluminación de todos los edificios de la villa y verbena, durante la cual se celebrará una función pirotécnica. Día 4.—Dianas y alboradas. (...) A las once, solemne función religiosa, en la parroquial, celebrándose una misa, en la que tomará parte la capilla de la Catedral de Santiago, y ocupará la sagrada cátedra un elocuente orador, que hará el panegírico de Santa Rosalía. Al terminar, paseo de moda en la Plaza de la Constitución. A las seis de la tarde, procesión de Santa Rosalía, llevando el estandarte el ilustre escritor, nuestro fraternal camarada D. Alejandro Pérez Lugín. En diferentes puntos del trayecto se cantarán villancicos, efectuándose la emocionante parada do la procesión frente al puerto. Las embarcaciones, artísticamente engalanadas, saludarán la presencia de la Imagen con nutridos disparos de morteros y bombas reales, finalizará la fiesta con una gran batalla de llores y serpentinas, en el mar. Día 5.—Dianas y alboradas. (...) A las once, función religiosa en honor de Nuestra Señora del Carmen, cantando en la misa distinguidas señoras y señoritas de la población y la colonia veraniega. (...) A las seis de la tarde, procesión marítima de la Virgen del Carmen. A las once, baile popular. A la misma hora, gran baile regional, al cual asistirán las señoras y señoritas vistiendo precisamente el típico traje del país, (...) los pueblos importantes, tienen a gala (...) los trajes característicos de cada localidad». LV también da cuenta de las fiestas en honor de san Antonio. «La víspera hubo un animado folión en los alrededores de la iglesia que lució una espléndida iluminación eléctrica y a la veneciana. Como en años anteriores, fueron muchas las personas que acudieron a la villa». «Sin temor a equivocarnos, aseguramos que estas fiestas llevarán a Sangenjo un gran contingente de forasteros». 




 

En la actualidad la fiesta de Santa Rosalía, la patrona del pueblo, se sigue celebrando por las mismas fechas, el cuatro de septiembre. Se hacen procesiones en honor a la patrona y verbenas con orquestas a lo largo de la noche. Conocida es también la romería de San Roque, patrón de Portonovo. En este caso, esta fiesta dura alrededor de cuatro días, desde el 14 al 18 de agosto. Los días grandes de las fiestas del verano  de santa Rosalía acogen también ceremonias y celebraciones en honor de la virgen del Carmen y de san Xinés. Coincidiendo con estas fechas tiene lugar a Feira da  Cebola. De carácter también profano y gastronómico, la conocida Festa da Raia.

 

En general en Galicia se celebran numerosas romerías a lo largo del año y son una parte esencial de la cultura gallega que perdurarán en la historia como tradición. Hoy en día algunas de estas romerías gallegas han sido declaradas Fiestas de Interés Turístico. Ojalá las romerías y las fiestas populares mantengan su esencia y recuperemos cuanto antes este turismo local.

 

 

 

 

 

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